domingo, 20 de noviembre de 2011

Humano ser

El ser humano. Ese animal que ha conseguido las mejores acciones de la historia natural, y también las peores. El hombre creó las pirámides, descubrió que la Tierra es redonda, creó Internet. Por antítesis, el hombre creó la bomba atómica, destruye poco a poco la capa de ozono, y lleva a cabo guerras por cualquier tontería. Es fácil estudiar al hombre, pero nunca se ha llegado a conocer con tan precisión como para saber qué va a hacer en cualquier momento. Miles de ciencias lo han intentado, sin conseguirlo.
El hombre nos sorprende, a todos. La persona que creías conocer más que a nadie, es capaz de cambiar tu punto de vista de forma incoherente y repentina. Creer conocer a alguien es algo tan relativo. Es muy fácil saber quien es alguien: su nombre, edad, gustos... pero nunca vas a conseguir saber como piensa y actúa de forma eficiente. A veces, hasta nosotros mismos nos sorprendemos. Pero si algo caracteriza al hombre, es su egocentrismo. El hombre piensa que todo lo sabe, piensa que te conoce a la perfección, piensa que eres lo que él quiere que seas. A lo largo de mi vida me han puesto tal cantidad de calificativos, que ya no se ni con cual quedarme. He llegado incluso a dudar de mí, pero no. Eso no es efectivo. Saber quien eres es lo más importante. Dudar de los demás es fácil y correcto; dudar de uno mismo, no.
Egocéntrico, egoísta, criticón, infantil, exagerado, estúpido, cabezón, inculto, sin razón, testarudo, gilipollas, juzgador... Hay tantas calificaciones válidas para el hombre, que seguramente cada uno de nosotros tenemos más defectos que virtudes. Y el que sabe explotar sus virtudes se convierte en el centro de atención.
Pero si hay algo que me sorprende del hombre, es que es difícil cambiar su opinión. Si un hombre se junta con un grupo de amigos, la perdición ha llegado. Como decía Noelle-Neuman, el líder de opinión se encarga de que todos piensen lo mismo que él. Y ocurre que a veces estas opiniones no son ciertas y degradan a alguien que no debe ser degradado. Parecía que el mundo iba evolucionando, pero las mentes de los hombres siguen igual que en la antigüedad. Te miran raro, mal, cuando eres distinto. Seguramente estén exagerando algo que no es, ni remotamente, como ellos piensan. A veces se le hace daño a personas que no merecen esos ataques, personas que en el fondo solo son diferentes. Ser un hombre diferente está muy mal visto, por eso hacer caso a la espiral del silencio es lo más fácil y rápido.
El hombre, ese ser que tan bien conocemos, y que tanto nos falta por conocer.

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