martes, 31 de mayo de 2011

Sueños peligrosos

Todo el mundo tiene deseos, sueños. Es normal. Según la RAE, un sueño es el acto de representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes, pero tambien es una cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse. Todos tenemos sueños de los dos tipos. ¿Pero cuando pasa un sueño de estar en una de las definiciones a estar en la otra?
Pasa que de tanto soñar con lo mismo, ya no sabes si lo que pasa es que tu deseo por que pase es tan grande que ya perturba hasta a tu subconsciente. El subconsciente crea una imagen tan fuerte de eso, que ya no puedes resistirte, y todo gira en torno a la cuestión. 
Y a veces esos sueños tienen que ver con acontecimientos pasados. Una mala cara, una pelea, una agresión verbal... Un beso, un abrazo, una muestra de cariño... Puede que sueñes para revivir ese momento, o por antítesis que todo sea una pesadilla. Sueñas con la Vendetta, pero no quieres que pase. Sueñas con volver a besar, pero sabes que es muy dificil que ocurra. 
La gente hace un castillo con un grano de arena. Y luego se extrañan cuando ocurren cosas como la que me ha ocurrido a mí. El hecho de ser aceptado, de sentirme alguien normal ha sido siempre una obsesión para mí. Cuando consigo hacer amigos me doy cuenta de su opinión sobre mí, y de lo que son capaces para deteriorar mi socialización. Hay pelea. Despues, casi que quieres arreglar las cosas, pero aparecen nuevas informaciones. Esa pelea no fue fortuita. La razón ya la sabes. Pero adquieres nuevos datos sobre esa persona, el uso que ha dado a tu amistad, y te sientes rabioso. Defraudado. Decides cortar por lo sano. No hay peor muestra de cariño para una persona que la ignorancia. Ignorar a alguien es algo que le duele, y mucho. Es facil de hacer. No hablar. Evitar. 
Y aparecen los sueños. Vendetta. No quieres, porque sabes lo que puede desencadenar, pero por dentro lo necesitas. Necesitas hacer ver que tu no eres un juguete, que no eres quien creen que eres. Necesitas ver como la sangre resbala por su cara, como ese líquido rojo se mezcla con lágrimas, necesitas ver sufrimiento en sus ojos. Pero, a pesar de todo, no lo haces. Prefieres autocontrolarte, ignorar. Pero te busca, te busca y te persigue, te persigue y se mete en tu vida, se mete en tu vida metiendose en tus redes sociales, se mete en tus redes hablando con tus amigos, habla con tus amigos y se hace "colega" de ellos. Consigue entrar en el mismo equipo en el que te encuentras. La tensión es cada vez mayor.

Pero esto la gente no lo entiende. Piensa que eres retrasado, un niñato, que todo lo haces por dar la nota. No es dar la nota, es recuperar mi dignidad. ¿Ahora lo entendeis?

martes, 24 de mayo de 2011

INCREDULO

Otra vez esa sensación. Vuelven las lágrimas a llenar las cuencas de mis ojos. 0 a la izquierda. Esa sensación que tiene alguien cuando se da cuenta de que no importa a nadie, de que si no estuviese no se le echaría de menos. Es alguien insignificante, una pieza que no sirve más que de adorno. Y lo peor de todo es que el culpable no se da cuenta de lo que pasa.
Pasa que estas bien, feliz incluso, y de repente todo cambia. Te das cuenta de que tu diario te miente. Aquella persona a la que se lo cuentas todo, absolutamente todo, pasa de ti. No solo no te cuenta lo que pasa en su vida, es peor. Te das cuenta de que esa persona, con la que pasas todo el tiempo del mundo, que lo sabe todo sobre ti, prefiere contarle sus penas y alegrías a personas que no ha visto en su vida antes que a ti. Te enteras de cosas que no tenías ni idea de que ocurrían. Por casualidad, alguien de tu entorno te suelta una información sobre esa persona como si tú ya la supieras, y te encuentras a ti mismo con cara de incrédulo ante tal situación. 
Y volvemos al principio: tristeza, agonía, silencio. Todo a tu alrededor parece que se te cae encima. Y lo único que quieres hacer es ir delante de esa persona y demostrarle que sabes eso, que sabes lo que le pasa, aunque no te lo haya contado. Pero no lo haces, ante todo tienes dignidad, y prefieres el silencio al cabreo. Prefieres dejarlo correr, hacer como si nada hubiera pasado, pero entonces vuelve a pasar. 
Vuelves a enterarte de cosas, de cosas que no tenías ni idea de que existieran. Y cada vez por gente que menos tienen que ver con esa persona. Te sientes estúpido, engañado. Y vuelven las dudas. No, no vas a decir nada, has tenido un plan mucho mejor. Tu ciencia de la reciprocidad te dice que todo siempre tiene tiene que ser recíproco, todos los sentimientos, todas las acciones. 
Ahora lo tienes claro. Ya sabes lo que vas a hacer. No vas a contarle nada, nada de nada, acerca de ti. Si esa persona no quiere contarte lo que le pasa, quizás no este interesada en lo que ocurre alrededor de ti. A partir de ahora, la ley del silencio será total. TOTAL.