jueves, 7 de febrero de 2013

Spain is diferent

Spain is diferent. Este lema, que generalmente se ha asociado al país, quizás no esté muy desencaminado. El problema principal es que es un lema positivista pero que en realidad oculta un oscuro transfondo de odio. El sentimiento nacional hoy día es la indignación. La indignación derivada de todo lo que está pasando con el actual gobierno. Pero, en realidad, el gobierno solo refleja lo que entre el pueblo español ocurre.
Hoy en día todo el mundo tiene una opinión. En un país que presume de ser democrático, las opiniones de cada uno de los ciudadanos deberían ser respetadas. Yo tengo mi opinión, tú tienes tu opinión, él tiene su opinión, ella tiene su opinión. Todos tenemos nuestra opinión y todas las opiniones han de ser respetadas, pero no es así. Aquí, al que opina diferente, se le persigue. Aquí, al que dice lo que piensa se le acribilla. Y no por cualquier cosa, sino por algo muy sencillo.
Si hay algo que caracteriza al español medio es un par de adjetivos: envidia y desconfianza. El español no confía y envidia, envidia a todo el mundo. Desde pequeños con el complejo de Edipo (Freud debería estar en España cuando formuló la hipótesis) hasta grandes, en los que se envidia hasta al perro por poder dormir todo el día. El español desconfía hasta de su sombra, y a la misma vez la envidia. Los españoles se odian entre sí, se envidian y desconfían entre ellos. Por eso mismo no se respetan las opiniones. Cualquier excusa es buena para atacar a alguien al que ves como un enemigo. Cualquier momento es bueno para destrozar la opinión de alguien a base de ataques y malas palabras.
En una sociedad que se cree democrática, actitudes como esta demuestran que el anterior régimen aún no se ha olvidado. Las opiniones no se respetan, las malas lenguas abundan y las espaldas ya están guardadas de espanto en cuanto a miradas que matan. Y es que, si el pueblo es así, ¿cómo quieren que sean los gobernantes?
La gente odia, la gente desconfía, la gente envidia, pero eso sí, que el gobierno sea justo y bueno. Dejadme recordaros una cosa: el gobierno, antes de serlo, fue pueblo, como vosotros. Y, al ser como vosotros, también comparte vuestros valores. Si vosotros os odiáis, en el gobierno hacen lo mismo. Si vosotros tenéis envidia hasta de vuestras mascotas, ellos no van a ser menos. España somos todos, y todos somos iguales, igual de odiosos.
Mientras los españoles sigan siendo así, el gobierno no va a cambiar su forma de ser. Eso es así. El español pide un cambio de gobierno pero no se plantea un cambio personal.
Y es por esto que, los que tenemos opiniones propias completamente diferentes, los que respetamos todas las opiniones, los que vivimos con envidia de esa que llaman sana (que no es la general, por cierto) y los que tendemos a confiar más en nuestras posibilidades que por lo general, tenemos que irnos fuera del país para vivir como queremos. Pues yo lo tengo claro: hago las maletas y no miro ni para atrás.