viernes, 31 de enero de 2014

Amor de tinta

Me encantas. Eres la amante perfecta. Siempre dispuesta. Siempre atenta. Siempre algo que contar. A veces eres amorosa; otras veces, aventurera. De vez en cuando quieres guerra, otros días en cambio prefieres contarme tus sentimientos. A veces me das miedo, otras no quiero soltarte. Cuando quieres, me dejas aterrado, y cuando quieres, me dejas con ganas de más. Tú mandas. Hay días que me hablas en español culto; otros, en cambio, prefieres hacerlo en argentino, o en inglés, o en alemán, o sin hablar. Me encanta cuando no entiendo lo que me dices, cuando tengo que buscarte en el diccionario. Te adoro cuando eres simple y directa, cuando con dos palabras resumes todo lo que piensas. Siempre me gusta recrearme en las conversaciones filosóficas que tú solita te montas, incluso cuando tu propia locura puede contigo misma.
Cada día aprendo algo nuevo contigo. Cosas que no sabía que me podrían interesar. Cosas que no sabía ni que existían. Aprendí a amarte poco a poco, como el que aprende a saborear un buen café o una buena cerveza. Me enseñaste que todo el mundo tiene algo que enseñar, algo que aprender, algo con lo que sorprender. Me enseñaste a amar, a creer en el ser humano, a volar, a nadar entre muertos, a atar hilos, a crear relaciones, a descubrir al malo.
Odio cuando matas a mis amigos, cuando después de crearme una relación fraternal con alguien, de repente, lo mandas al otro mundo. Odio cuando decides acabar una historia de repente, sin atar todos los cabos. Odio los días en que odio odiarte, y me odio por odiarte a veces. Odio acabar una de tus formas y que el ansia me pueda y me obligue a buscarte de nuevo. Pero, sobre todo, odio el poder que ejerces sobre mí, esa obligación diaria, esa enganche, esa drogadicción.
Odio amarte, pero amo amarte. Me haces olvidar mis problemas, aplacas mis ganas de matar, pese a que casi siempre lo haces contándome asesinatos. Eres el lugar al que voy siempre que puedo. Eres lo único que me llevaría a una isla desierta. Sé que nuestro amor es infinito, que nunca acabará, que algún día me dejarás tatuar mi firma en uno de tus lomos. Te adoro, literatura.