viernes, 29 de abril de 2011

¿Quien quiere matar a un niño?

Nacidos en Liverpool, Gran Bretaña, en 1983, los niños Robert Thompson y Jon Venables tenían diez años de edad y un historial problemático en la escuela. Provenían además de familias disfuncionales. Eran chicos que siempre reprobaban en el colegio, con dramas de alcoholismo, violencia familiar y divorcios en sus casas. Robert Thompson era un niño que había aprendido a desconectarse emocionalmente por los traumas que había sufrido desde pequeño, sobre todo el abandono de su padre, que les dejó cuando tenía seis años, y la violencia que había visto en casa antes y después de eso.
Los paralelismos con Jon Venables resultaban evidentes: ambos tenían problemas en su casa, un entorno violento donde se abusaba del alcohol, graves conflictos entre sus padres, hermanos con dificultades de aprendizaje y, además, sufrían el acoso de sus compañeros. Por eso se hicieron tan amigos.
Unos días antes, habían visto juntos la tercera película de Chucky, el Muñeco Diabólico. Esa cinta, según declararían meses después, los inspiró para cometer la acción que emprenderían poco después.
El 12 de febrero de 1993, Robert Thompson y Jon Venables faltaron a la escuela. Días antes habían intentado robarse a un niño, pero la madre había regresado pronto y no lo habían conseguido. Ese día lo intentarían de nuevo. Habían estado dando vueltas por los alrededores del Centro Comercial Strand, de Bootle, Merseyside (Liverpool), en Inglaterra.
Tiempo después, una anciana recordó que ese día los chicos se burlaron de ella por caminar encorvada. Una empleada afirmó que los echó de la oficina hipotecaria donde trabajaba, después de que entraran gritando y revolvieran los folletos de información. Uno de ellos fue visto también en la librería del centro comercial, hojeando un cómic; cuando la dependienta le preguntó si quería algo, "tiró el cómic y salió huyendo".
Mientras tanto, Denise Bulger y su hijo de dos años, James Patrick Bulger (nacido el 16 de marzo de 1990), estaban haciendo compras. Para las 15:37 horas, el pequeño James y su madre entraban en una carnicería. Las cámaras de vigilancia del centro comercial registraban todo, paso a paso, con la hora sobrepuesta a las imágenes. Una documentación en video del itinerario fatal de esa mañana invernal.
Cerca de allí, los dos niños vigilaban. A las 15:38, el pequeño estaba junto a la puerta de la tienda, esperando a que su madre terminara. A las 15:39, cuando Thompson y Venables le tendieron la mano, el niño, curioso y de naturaleza jovial, no lo pensó dos veces. A las 15:40, Denise salía de la tienda y buscaba a James. A las 15:41, James reaparecía en otra cámara: caminaba por la galería principal del centro en compañía de dos niños mayores que él. A las 15:42, James se acercaba a la puerta del recinto, dando la mano a uno de sus acompañantes. A las 15:43, el trío abandonaba el centro. Esa fue la última imagen de James Bulger con vida. La madre lanzó la alarma de inmediato, pero ya era tarde: James se había alejado con sus asesinos por una salida secundaria, como mostraron luego las cámaras del circuito cerrado de televisión.
Las últimas horas de James Bulger consistieron en una larga y terrorífica caminata desde el Centro Comercial hasta un descampado junto a una vía férrea, cerca de un río. En el trayecto, treinta y ocho testigos los vieron pasar. Fueron cuatro kilómetros de marcha agotadora, durante los cuales James Bulger lloró casi ininterrumpidamente. Varios testigos recordaban a James lloroso y con magulladuras en la cara.
Una mujer dijo haber visto cómo los otros dos niños cogían a James de las manos, uno a cada lado, y lo balanceaban hacia delante y detrás "subiéndole hasta la altura de sus cabezas". El niño parecía muy asustado, explicaría tiempo después.
Otro testigo dijo haber visto cómo los acusados "cogían al más pequeño por los brazos y le arrastraban". "Me pareció que el más pequeño quería huir", señaló. Treinta y ocho testigos admitieron ver a los chicos maltratando a James Bulger durante el trayecto que hicieron, pero ninguno intervino ni lo defendió.
Eso apenas fue el comienzo de una larga agonía. Cuando llegaron a una vía férrea del paraje de Walton, Robert Thompson y Jon Venables no mostraron piedad alguna. Primero lo pintaron de verde. Luego le arrojaron ladrillos encima al pequeño y lo golpearon repetidas veces con una barra de metal. Thompson le dio una patada tan fuerte en la cara que le dejó la huella marcada en la piel. Le rompieron las manos y los dedos pisoteándoselos. De allí le quitaron los pantalones y los pañales y lo torturaron con baterías eléctricas, mismas que terminaron introduciéndole por el recto como parte del abuso sexual que cometieron con él. Se pararon luego sobre el niño y le brincaron encima de su estómago y pecho. Después lo patearon en el vientre hasta reventarlo. Ya muerto, colocaron el cadáver sobre las vías férreas, para que el tren lo destrozara y simular un accidente. Se alejaron riendo y burlándose de algunos detalles, de regreso a sus respectivas casas.
El secuestro desató una cacería humana sin precedentes: Scotland Yard movilizó a cientos de agentes por toda Gran Bretaña. El cadáver del niño fue hallado el 16 de febrero, tras cuatro días de búsqueda nacional: el tren lo había cortado en dos.
Los investigadores examinaron las cintas de los videossecuestrador, pero la realidad de lo ocurrido horrorizó a la opinión pública.
Robert Thompson y Jon Venables fueron arrestados en una movilización policíaca digna de una película de acción. Por decisión expresa del gobierno, fueron juzgados como adultos; los ingleses deseaban darle una lección al mundo.
Durante el juicio, los dos acusados asistieron impasibles a la reconstrucción efectuada por el fiscal en los juzgados de Preston, a unos treinta kilómetros del solar donde James fue muerto a golpes y pedradas. El jurado examinó las imágenes grabadas por la cámara de seguridad del Centro Comercial Strand, donde los dos acusados secuestraron al pequeño. Con la hora sobreimpresa en las imágenes, resultó sencillo ordenar la secuencia de los hechos.
En el juicio, los niños asesinos nunca tuvieron la menor oportunidad de defenderse: la prensa y la opinión pública siempre los trató como adultos. Jon Venables aprendió a desconectarse de lo que se decía en la sala, para concentrarse en sus zapatos o en jugar con las manos. El juicio se convirtió en un acto de histeria colectiva donde la gran perdedora fue la infancia británica.
Venables y Thompson jamás fueron vistos como si fueran niños durante el juicio pero los demás chicos británicos perdieron su libertad, su derecho a hacer mandados, a jugar a la pelota en su barrio con sus amigos o simplemente andar en bicicleta en la vereda, su derecho a la infancia. La filosofía de que los niños no estaban seguros en ninguna parte se impuso. No se podía dejar a los hijos con nadie a cargo: miles de mujeres abandonaron sus empleos para ocuparse solamente de sus chicos ante el síndrome y el miedo al secuestro. Nada volvió a ser como antes.
Varios psicólogos de la defensa sostuvieron que los asesinos pensaban que sólo era un juego. Pero ese argumento no sirvió de nada: al final, fueron condenados a cadena perpetua. Los tabloides británicos glorificaron la condena a perpetuidad. A los jueces británicos les bastó que los chicos diferenciaran "el Bien del Mal" para aplicarles la condena. La máxima concesión que los acusados recibieron fue que sus nombres no se conocieran, pero los tabloides violaron las reglas.
Jon Venables y Robert Thompson pasaron ocho años y cuatro meses en prisión. Aunque en prisión estuvieron separados, las vidas de Jon Venables y Robert Thompson no fueron muy diferentes. Ambos estuvieron rodeados de fortísimas medidas de seguridad y de una legión de especialistas. El gobierno británico gastó en su rehabilitación tres millones de libras esterlinas (cuatro millones de dólares). A pesar de que los niños se pasaron durante años la pelota de la responsabilidad por la muerte de Bulger, ambos terminaron por asumir su culpabilidad. Su horario en prisión, sin embargo, no era tan estricto: entre semana, se levantaban a las 7:00. A las 9:15 horas comenzaba su jornada educativa, hasta las 15:15 horas. Por la tarde permanecían encerrados en su celda hasta que, a las 22:00 horas, las luces se apagaban. Los fines de semana tenían permiso para quedarse en cama hasta las 11:00 horas. En sus cumpleaños, recibían diez libras. Incluso, Venables y Thompson realizaron varias salidas supervisadas al exterior, muchas de ellas al teatro.
A quien más le costó adaptarse a la vida en la cárcel fue a Jon Venables, quien en prisión siguió evadiéndose de la realidad. Pero en noviembre de 1997, la psiquiatra Susan Bailey informaba que lo había asumido todo. En prisión, Venables estudió duro, terminó la escuela primaria y varias asignaturas de la secundaria. Sus educadores afirmaron que podría ir a la universidad. Durante su largo proceso de recuperación, el niño de los dientes separados contó siempre con el apoyo de su madre. Todos los fines de semana recibió la visita de su progenitora, Susan, y de su padrastro, Neil.
Robert Thompson, a quien le costó trabajo superar el bachillerato elemental, se reveló como un artista. Al poco de ingresar en prisión, le hizo a su madre una mesa de café. Luego diseñó un vestido de novia que él mismo realizó con la ayuda de una aguja y un dedal. Sus dotes artísticas se pueden apreciar en la sala de visitas de la prisión, donde hay colgados varios de sus cuadros.
Otro escándalo ocurrió cuando, en el juego electrónico basado en la serie de televisión La Ley y el Orden, se incluyó la imagen del secuestro en uno de los escenarios. La madre del pequeño James protestó públicamente por este hecho y la imagen fue retirada.

En 2001, una comisión independiente dirigida por el Ministerio del Interior decidió, tras cuatro días de debate, que los dos muchachos estaban rehabilitados. El Ministro del Interior, David Blunkett, comunicó la decisión de la Comisión, presidida por un juez de la Alta Corte, con una respuesta escrita a una interrogación parlamentaria. Subrayó que "nadie podrá jamás olvidar el caso de James y el dolor de su familia. El asesinato del niño James Bulger fue un suceso terrible para su familia y para toda la nación, pero no sería de interés público perseguir a los responsables ahora que la junta de libertad bajo palabra ha decidido que ya no es necesario para la seguridad del público que estén confinados", afirmó.
Pero en Gran Bretaña, donde nadie pudo olvidar la historia de la sádica ejecución del pequeño James Bulger, la noticia provocó furia. La ferocidad de la acción de los niños homicidas asombró al mundo. Cuando se enteraron de la decisión de liberarlos, la madre y el padre del pequeño James, ya divorciados, se dijeron "profundamente doloridos y conmocionados" por la decisión. "Estoy disgustada, tanto por el Gobierno como por la Comisión", subrayó la madre, Denise. "La vida de mi hijo fue robada de una manera inimaginable. Ahora tengo miedo. No me atrevo a mandar a mi hijo a la escuela. ¿Quién me puede asegurar que estos dos no estén al acecho?", se preguntó.
Por eso, la justicia estimó que los asesinos no podían pisar la calle con su verdadera identidad. Como espías, fueron entonces instruidos en el arte del engaño. Los más astutos cerebros del Ministerio de Interior se afanaron en darles nombres y apellidos falsos, un pasado falso, una historia falsa. Así lo ordenó la jueza Elisabeth Butler-Sloss, quien aseguró: “Existe la posibilidad real de que encuentren la muerte a manos de miembros de la familia Bulger o de individuos vengativos”. Esto a raíz de la amenaza lanzada por el padre de James, Ralph Bulger: “No pararé hasta dar con ellos”. Nadie, excepto un círculo pequeño, sabe qué caras tienen en este momento. Ni siquiera si son gordos o flacos, altos o bajos. El fallo judicial prohíbe que se difunda cualquier detalle sobre ellos
Venables y Thompson recibieron una nueva identidad y una casa segura: una operación que le costó al gobierno británico más de cuatro millones de euros. La justicia británica ordenó que las nuevas identidades de los asesinos nunca sean publicadas. No podrán estar en contacto entre sí, ni con la familia de su víctima, y tienen prohibido acercarse a Meyerside, su localidad natal y donde cometieron el crimen.
Pero los especialistas descreen de la posibilidad de una "nueva vida" para los asesinos. Sostienen que la avidez de los medios y el repudio de la sociedad harán que tarde o temprano se los encuentre. Poco después de su reubicación, salieron a la circulación dos versiones con supuestas fotografías recientes de Robert Thompson, lo que desató en el gobierno el temor de que su identidad pueda llegar a conocerse.
Según Harry Fletcher, presidente de la Asociación de Funcionarios Supervisores de Presos en Libertad Provisional, las posibilidades de que algún día se conozca la verdadera identidad de los dos homicidas es muy alta. "¿Qué pasa si comienzan una relación con una chica? ¿Qué pasa si alguno de los dos es detenido por la policía, o queda ingresado en un hospital, y la policía comprueba sus antecedentes?", se preguntó. "Habrá un número importante de gente que sepa sus identidades reales, y casi con toda seguridad se filtrarán", afirmó.
¿Dónde comenzaron su nueva vida? En un primer momento, las autoridades pensaron trasladarlos al extranjero. Australia, Canadá, Nueva Zelanda... pero estos países se negaron a recibir a los famosos asesinos. Además, fuera del Reino Unido, era mucho más difícil monitorear a los jóvenes criminales. Porque aún en libertad, la policía decidió seguirlos de cerca para asegurarse de que su proceso de rehabilitación no se tuerza, pero también para protegerlos del peligro de que alguien averigüe su identidad y decida hacer justicia por mano propia. Todas las habitaciones de las casas de Thompson y Venables cuentan con alarmas conectadas con la policía, que acudirá ante cualquier emergencia.
Las vidas de Venables y Thompson recomenzaron en alguna ciudad del norte de Inglaterra, donde su acento de Liverpool pasaría desapercibido. Viven en un centro urbano por aquello del anonimato de las ciudades y, por supuesto, ambos tienen sus domicilios en localidades diferentes. Dada la combinación fatal que forman, nunca, jamás, podrán encontrarse. De hecho, hace ya ocho largos años que no se ven las caras. La última vez fue el 24 de noviembre de 1993. Tenían once años y estaban sentados en el banquillo de los acusados, escuchando la sentencia.
Para evitar riesgos, los miembros del Ministerio del Interior británico procuran que su nueva historia familiar sea lo más parecida posible a la auténtica. ¿Cómo saldrán del paso si, después de decir que han estudiado en tal o cual colegio, alguien les dice que no los recuerda? La idea preocupa a los asesinos. Susan, la madre de Jon Venables, fue una de las primeras en ensayar la "vida de mentira". Por seguridad, adoptó un nombre falso y dejó atrás Merseyside, donde era conocida como “la madre del monstruo”. La madre de Robert Thompson, Ann, quien tiene otros siete hijos, también cambió de nombre y se mudó varias veces para evitar la ira de los vecinos.
Otro problema es la prensa. Los tabloides británicos y la prensa sensacionalista están al acecho y la prohibición de publicar detalles que puedan desenmascararlos sólo rige en Inglaterra y Gales. La madre del pequeño James Bulger, Denise, sedienta de venganza, recordó que la difusión en Internet de detalles e incluso fotos de los asesinos sería legal.
“Cada minuto que pase, deberán vigilar sus espaldas. Aunque se vayan a vivir en el fin del mundo, nunca podrán estar tranquilos”, declaró. También ha predicho que algún día alguien los matará y que ella apoyará a sus asesinos en caso de que se celebre un juicio", declaró Denise Bulger.
En una entrevista que publicó el Daily Mail, Denise (ahora apellidada Fergus) comenta: “No hablo de la pena de muerte, pero creo que van a morir porque hay personas que van a matarlos”. La madre de James Bulger, que se declara todavía “llena de odio, ira y miedo” años después de la muerte de su hijo, cree que Jon Venables y Robert Thompson acabarán por ser encontrados a pesar de la nueva identidad de la que disponen y de la protección de su anonimato.
“Y si alguien los mata, yo estaré a su lado en el tribunal para decir: ‘El responsable es el Gobierno porque sólo apoya a los asesinos’. Un día, una pistola apuntará hacia ellos, aunque no sea yo quien la sostenga”. Ya no son Jon Venables y Robert Thompson, pero, en el fondo, siguen siendo y serán por siempre los asesinos de James Bulger.

Esta noticia, de la que no sabía nada, la encontré el otro día por casualidad en Internet. El autor del artículo es  Narciso Ibáñez Serrador, realizador de cine y televisión, director teatral, actor y guionista español nacido en Uruguay. Este dirigió una película bajo el nombre "¿Quien puede matar a un niño?", una de las más laureadas películas de terror español. 

jueves, 28 de abril de 2011

¿Por qué estudio Publicidad y RRPP?

Por ahí, ese gran universo que es Internet, se encuentra uno muchas cosas. Hoy he vuelto a encontrarme con una que ví antes de tener este blog, y que me gustaría compartir con todos vosotros. ¿Por qué decidí estudiar publicidad y rrpp? aqui nos lo explican muy bien:
1. Porque en los anuncios es cuando la gente aprovecha para ir al baño, yo me quedo porque me gusta verlos
2. Porque dónde tu ves un simple anuncio, yo veo una obra de arte
3. Porque he descubierto mi amor por la sociología y la semiótica de masas
4. Porque no me paso cuatro o cinco años estudiando para que lleguen unos repartidores de flyers de discotecas y se hagan llamar Relaciones Públicas
5. Porque se que a los 40 años tendré que retirarme de la profesión por no considerarme moderno
6. Porque trabajamos mejor bajo mucha presión y mucho estrés
7. Porque cuanto más tiempo tengo para trabajar, menos lo hago
8. Porque cuanto menos tiempo me queda para entregar el trabajo, más creativo me vuelvo
9. Porque pensabas que los números se habían quedado en bachillerato… hasta que apareció “Economía”
10. Porque cuando dices que estás estudiando Publicidad, la gente te mira raro
11. Porque odiamos el tópico de que los de números son más listos que los de letras
12. Porque odio cuando te digo : "Estudio publicidad" , y te me quedas mirando con cara de interrogación y sueltas por tu boca.. "¿Y eso para qué sirve?"
13. Porque te voy a demostrar para que sirve.
14. Porque cuando se lo dije a mi padre me preguntó: " ¿Es que la nota de selectividad no te da para más?"... y después de unos segundos de reflexión me dijo: "Bueno... no todos van a ser arquitectos o médicos".
15. Porque si quiero ligar, utilizo las técnicas de posicionamiento de mercado de márketing.
16. Porque sabemos que Risto Mejide hacía un papel para atraer más audiencia (y puede que Rafa Mora también)
17. Porque la publicidad es necesaria para el consumo en esta sociedad capitalista
18. Porque gracias a la publicidad, tu vendes tus productos.
19 . Porque estamos en una contínua guerra de zancadillas.
20. Porque cuando veo una serie-película me fijo inconscientemente en todos los "product placement" y los analizo mentalmente
21. Porque yo digo qué está de moda.
22. Porque si tú me das una mortadela con aceitunas, yo te doy un billete de ida a un nuevo mundo de sensaciones.
23. Porque gracias a la publicidad, has conseguido ver a tantos famosos en ropa interior.
24. Porque luce mucho decir cosas en inglés aunque tengan una palabra equivalente en castellano (product placement, timing, packaging, etc.)
25. Porque soy capaz de que aunque suenen tus canciones igual en el mp3 te gastes todos tus ahorros en un Ipod como el de tu amigo.
26. Porque soy capaz de convertir la idea más tonta e insospechada en la nueva fórmula de la felicidad
27. Porque tengo la respuesta antes de que tu me hagas la pregunta.
28. Porque no hablamos en clase, realizamos un brainstorming.
29. Porque tengo la capacidad de crearte la falsa sensación de que te gastas un euro y pico cuando en realidad te has gastado prácticamente 2 euros... (1.99€)
30. Porque un periodista cuenta lo que le cuentan, el comunicador audiovisual lo graba y hace que suene, pero nosotros creamos mensajes que pueden cambiar el mundo.
31. Y porque… <<si la publicidad dejase de existir, muchos irían a escupir sobre su tumba, algunos se sentirían desorientados y otros no sabrían vivir sin ella, pero a todos NOS CAMBIARIA LA VIDA. >> (cita del autor "Albert Vives" en su obra <<Maldita publicidad>>)

lunes, 25 de abril de 2011

Balance post-Semana Santa





Acabó la Semana Santa. Peculiar. Aunque no me denomino una persona muy religiosa, la Semana Santa es una celebración que me encanta. Y me encanta ver las procesiones, el ambiente en las calles de Baena, los sentimientos que se destilan. Un momento muy emotivo fue ver a los hermanos de la Magdalena el Viernes Santo por la mañana llorando ante la imposibilidad de sacar la imagen de este personaje biblico. Las nuevas juventudes piensan que la Semana Santa es una semana para pasarselo bien, beber de todo y amanecer en las discotecas. Hay algo más.
Personalmente, este año, ha sido una celebración bastante gris. Eclipsada por el partido de copa entre el Real Madrid y el FC Barcelona, el miercoles por la noche la procesión se vió muy extremadamente pobre. Pauperrima. Las imágenes paseaban practicamente solas por el pueblo, acompañadas, eso sí, de sus hermanos. El jueves empezó la fiesta del agua, con lluvias continuadas que impidieron la aparición de las imagenes bíblicas del pueblo. Esta lluvia se prolongó hasta el sábado por la noche, por lo que ni el viernes por la mañana ni por la noche pudo salir la procesión. Tristeza para algunos, indiferencia para otros. El domingo, al fín, pudimos ver al Cristo de la Resurrección, pero todo había acabado y muchos nos quedamos con un mal sabor de boca.
Paralelamente, en cuanto a relaciones humanas, esta Semana Santa, como todas, me ha sido bastante fructífera. Todos los años, casi sin planearlo, aumenta la amistad que tengo con alguien, simplemente por el tiempo que paso con esa persona. Dos noches, solo eso, han bastado para ver que cierta persona es mucho mas que un jugador de futbol adicto al Elixir Ron Almirante. Es una persona que sabe escuchar, que siente, y, que aunque no le guste la Semana Santa, merece mi aprecio. Con otros se pierde apego, pero es algo normal. Lo importante no es lo que se pierde, sino lo que se crea y lo que se conserva. Y este es otro punto. Dos conversaciones pequeñas, en relación con las anteriores, con esa persona con la que necesitaba tenerlas. Esas conversaciones, que aunque hayan sido muy cortas, han sido muy importantes. Con sus típicas fanfarronadas, como siempre, pero importantes y necesarias para mí. Y me quedo con mal sabor de boca porque podrían haberse alargado, pero gracias al tiempo no ha podido ser. Ahora añoro esos momentos, pero es algo que siempre me ocurre. Espero que en dos meses, en verano, puedan llevarse a cabo más de esas. Pocas fotos, pocos recuerdos gráficos, pero no eso ya no es importante, sobre todo porque a esa persona no le importa. Una mala tarde auguraba una mala Semana Santa, y no se equivocaba, por lo menos, en la mayor parte de ella. Un saludo!! =D

domingo, 10 de abril de 2011

EAGLE

Ayer, estudiando para un examen de comunicación, decidí ir al cine para despejarme. Lo primero fue elegir la película: había oido buenas cosas de "EL IMPERIO DEL AGUILA", y decidí ver esa. Lo segundo, entrar en la sala. Todo bien, hasta que me dí cuenta de algo: mi asiento estaba entre dos parejas, que no conocía y que seguramente se tirarían toda la pelicula achuchandose. Me dispuse a ponerme justo una fila por delante, en el mismo sitio. A esto que llegaron unos frikis, de casi 2 metros de altura cada uno, y sin llegar a los 60 kg ninguno de ellos. Se ve que les habia quitado el sitio, y estaban murmurando a mi lado, a la vez que me miraban raro. En una de esas, les eché una mirada asesina y se fueron al instante. Se sentaron en la otra punta del cine. Me hizo sentirme un "malote". Pero eso no es lo importante: la pelicula iba a empezar.

Lo que a priori podía parecer una simple película de romanos, se convirtió en una lección de lealtad, amistad, e inteligencia. Me sorprendió ver esos valores en una pelicula inspirada en el imperio Romano. Muy conseguido, eso sí. La nobleza del protagonista durante toda la película hace que su compañero de viaje pase de ser un exclavo, a su mejor amigo. Dos personas, dos mundos, dos puntos de vista, dos objetivos, dos caminos que se cruzan. El protagonista decide confiar en su exclavo, dando así una lección de nobleza, y este le devuelve la papeleta, traicionando sus raices por el objetivo de su hasta ahora dueño, ahora amigo. El argumento se centra en esto, nada de amores, solo un par de mujeres aparecen en toda la película. Es dificil, en estos tiempos, ver películas de este tipo: no dedicadas al amor. Me sorprendió claramente ver como no había una mujer entre los protagonistas, y creo que eso hizo que mi primera impresión del cartel fuera que la pelicula iba sobre dos hombres enfrentados, nada más lejos de la realidad.
Me gustan muchisimo los valores de esta película, más de lo que pueda expresar con palabras. Muestran un vínculo que tarda en hacerse pero que si está bien hecho, dura toda la vida. El vinculo de la amistad. Claramente, como la mayor parte de los espectadores, yo tambien pensaba que al final encontraría a su padre. Grave error. Encontró el símbolo que estaba buscando, y además un fiel seguidor para el resto de su vida. Limpió su nombre, y embellezó de manera improvisada la de su acompañante.
Un buen film, que demuestra que en la fábrica del cine tambien hay sitio para los que no creen en el amor, sino en la amistad. Un saludo.