miércoles, 3 de agosto de 2011

Para toda la vida

Pasamos más de la mitad de nuestro tiempo buscando a la persona con la que estamos predestinados a vivir eternamente. Lo que normalmente pasa es que la gente se cansa de buscar, y cualquier compañía le parece válida. A veces esa compañía se convierte en lo que andaban buscando; otras veces, no. A veces desechamos a la persona que ha de hacernos felices sin saberlo, y sin saberlo acabarán nuestros días, y notaremos como nuestra vida no ha sido realizada totalmente.
Todo el mundo está predestinado para otra persona. Eso es así. Todas las almas están unidas con otra con la que congenia de una manera especial. Pero pasa que no todo el mundo, ni el 20% de las personas, conocen a su media naranja. Bueno, esto de que no la conozcan no es del todo cierto. Si dos personas han nacido para estar juntas, se conocerán tarde o temprano. Lo más dificil es que sus almas se den cuenta de que están hechas la una para la otra.
A lo largo de nuestra vida conocemos una media de 2000 personas. Encontrar una en especial entre todas esas es una ardua tarea, eso está claro. Pero como dice un antiguo proverbio: "a veces lo que buscamos está justo delante de nuestros ojos". Con esto quiero decir que, aunque no nos demos cuenta, a veces esa persona está delante de nuestros ojos, esperando a ser descubierta, intentando descubrirnos.

Quizás esa persona ya sepa que está hecha para mí, para tí o para él, pero seguramente ni yo, ni tú, ni él lo sabremos. ¿Y como nos damos cuenta de este hecho? Eso es lo más dificil de todo: darte cuenta de que esa persona que conoces desde pequeño y que nunca ha tenido ningun atractivo para tí es ahora la persona con la que quieres pasar el resto de tu vida. Pero, aunque no lo sepamos, siempre hay pistas, pistas silenciosas, pistas muy dificiles de ver: una mirada de complicidad, una sonrisa furtiva, un gesto agradable... Hay tantos gestos, y tan diferentes, que la mayor parte de las veces no tenemos ni idea de que son señales. Y, de la misma manera, no sabemos que las estamos emitiendo.
¿No os pasa que a veces no sabeis porqué habeis sonreido a cierta persona? Quizás esto sea la respuesta. Quizás esa persona está hecha para tí. Quizás esa persona es tu media naranja, tu alma gemela. Ojalá alguien, algún día, invente una rama de la psicología que se encargue de estudiar esto mismo: las señales que las almas gemelas se mandan casi sin querer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario