lunes, 9 de julio de 2012

Días raros

Hoy es uno de esos días. Un día de esos en los que la cama ejerce una mayor fuerza gravitatoria sobre ti, días en los que el pijama es parte de tu piel, días en los que tu cuarto es un santuario inquebrantable. Días en los que tienes hambre, sed, y la cocina parece estar a kilómetros. Días en los que ir al baño es una ardua tarea. Hay días en los que nadie merece la pena, en los que ni siquiera un corto sms puede hacernos sonreir. Hay días en los que ni tu madre, haciéndote la comida más rica del mundo, consigue que abras la boca para hablar. Hay días en los que no tienes ni fuerzas para reñir con tus hermanas, días en los que dejas que hagan lo que les da la gana.

Hoy es uno de esos días. Un día de esos en los que la introspección es lo más interesante que haces. Días en los que el sol es una amenaza real, días en los que la lluvia es la mejor música. Días en los que la inspiración se encuentra en un punto álgido, pero no tienes ganas de compartirla. Hay días en los que lo único que quieres es cerrar los ojos, pensar en lo que estás haciendo y evaluar. Evaluar cómo te estas comportando con tu familia y amigos. Evaluar si lo que estás haciendo te hace llegar a los objetivos que te marcas. Evaluar los daños, para mejorar en el futuro. Hay días en los que un solo nombre flota en tu mente, y una decisión hace que cambies de opinión cada cinco minutos.

Hoy es uno de esos días. Un día en los que, de repente, lo ves todo claro. Ves quién de verdad te quiere, quién de verdad te valora, quién decide echarte en cara todo lo que hace por ti, buscando alguna gratificación. Ves de verdad que, quizás, ese mensaje oculte un significado real y no solo de fachada. Ves qué quieres hacer para que todo vaya bien, ves lo que tienes que hacer para que todo vaya bien. Ves el futuro. Te ves feliz. Hay días en los que solo sabes imaginar, imaginar un mundo en el que tu felicidad reine por encima de los demás.

Hoy es un día de esos. Un día de en los que, todo lo que lees, te sugiere algo. Días en los que piensas que la leyenda de la cita en Samarra tiene una moraleja cierta. Dicha leyenda dice así:


Un criado oyó en la plaza del mercado que la Muerte lo estaba buscando. Volvió a casa corriendo y dijo a su amo que debía huir a la vecina población de Samarra para que la Muerte no lo encontrara. Esa noche, después de la cena, llamaron a la puerta. El amo abrió y vio a la Muerte, con su larga túnica y su capucha negras. La Muerte preguntó por el criado. -Está enfermo y en cama -se apresuró a mentir el amo-. Está tan enfermo que nadie debe molestarlo. -¡Que raro!-comentó la Muerte-. Seguramente se ha equivocado de sitio, pues hoy a medianoche, tenía una cita con él en Samarra.
Porque hoy es uno de esos días. Hoy es un día de esos en los que piensas que, de verdad, estamos predestinados. Días en los que piensas que todo lo que te ha pasado, te está pasando y te va a pasar en tu vida esta escrito. Días en los que piensas que estás predestinado a estar con esa persona, y que ella, en cierta forma, también lo sabe. Hay días en los que piensas que no haberte ido de Erasmus no es una putada, sino una oportunidad para pasar el mejor año de tu vida aquí, en España, con los tuyos. Días en los que sonríes cuando tu madre te dice que si no has tenido suerte con dicha beca, es porque "Dios te tiene reservado algo mucho mejor". Días en los que te acuestas tranquilo, pues sabes que cuando te despiertes, vas a sonreír. 

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