lunes, 12 de diciembre de 2011

Ángel Guardián

Anoche tuve uno de esos sueños: un sueño muy real. Tan real, que me desperté entre lágrimas, por lo ocurrido en el sueño. Y, en realidad, lo que ha ocurrido en el sueño no es nada del otro mundo, solo algo que deseo sobre todas las cosas. Quizás lo maravilloso del sueño no haya sido lo que ha ocurrido, sino como. Mientras estaba allí, no tenía problemas de ningún tipo, era libre, mi mente estaba despejada. Doble deseo, pues. Unos días de blanqueo mental, eso es lo que necesito ahora mismo. Pero también necesito acabar con esta agonía, este sin vivir en el que me encuentro. Necesito ver a esa persona, necesito ver que se traga su orgullo y es capaz de abrazarme, acabando con todo, arreglando lo que pasó. Una tontería más en la lista de este blog, pero de vez en cuando, es bueno desahogarse, y si no tienes con quien, como es mi caso, lo mejor es escribirlo.
Todos nos hartamos de las personas, es normal. Puedes estar muy enamorado, pero de vez en cuando, necesitas liberarte de eso, de ser una pareja, necesitas demostrarte a ti mismo que lo que necesitas es estar como estabas, en pareja. Lo mismo pasa con los amigos. Siempre hay peleas, casi siempre tontas. Y pasa que una vez te hartas de todo y decides que se acaba, que ya no vas a poner más empeño en una amistad que solo te da quebraderos de cabeza. Pero, aunque no lo sepas, eso que piensas es pasajero, porque si una amistad es verdadera, nada la va a estropear, ninguna pelea será capaz de ello. Te das cuenta tarde, y, aunque quieres tragarte tu orgullo, ya es casi imposible, ya está prácticamente todo perdido.

En ese punto me encontraba anoche, justo antes de ese sueño, ese sueño revelador. Me doy cuenta de que, aunque no pueda hacer nada por arreglarlo, puedo sentirme mejor conmigo mismo. Estar entre las sombras, la misión del Ángel Guardián, o Ángel de la Guarda, como se le conoce vulgarmente. Puede que nunca recupere eso que perdí, pero trabajaré en la oscuridad para garantizarme a mí mismo que tú estas bien, aunque estés sin mi.
Muchas veces me ha venido una duda existencial a la cabeza: ¿Si yo tuviera un accidente importante, quien o quienes vendrían al hospital a verme? Nunca he tenido claro ese aspecto, y eso es un factor muy importante en la amistad. La visita a un amigo convaleciente, por muy mal que estén las cosas entre vosotros, siempre va a ser gratificante para la amistad, pues se reforzará. Yo tengo muy claro a quién o quienes visitaría en el caso opuesto, pero nunca nadie me ha demostrado la capacidad o predisposición a hacerlo en el caso de estar yo en la cama del hospital. Parece una tontería, pero quizás sea porque es otra rareza de las mías, de esas que nadie, excepto yo, comprende.
Ser amigo de tus amigos no es fácil, aunque todo el mundo lo crea. Solo aquellos que son capaces de decir: -Yo soy amigo de mis amigos, sin reírse, es capaz de serlo de verdad. Ser colega de tus colegas es una cosa, y ser amigo de tus amigos es otra muy diferente. No nos confundamos. Ser buenos amigos requiere tiempo y esfuerzo, y nunca es muy bien visto este hecho. Amigos de sus amigos hay muy poquitos, son una especie en extinción, pues hoy día, cuando muestras más cariño del habitual, rápidamente te tildan de homosexual (con respecto a este colectivo). La mentalidad de la gente no va en progreso, sino en regreso. Algún día todo saldrá a la luz, y nadie dudará más de quien soy, y como soy. Mientras tanto, te cuidaré en secreto, como tu Ángel Guardián.

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