miércoles, 5 de marzo de 2014

¿Y qué más da en qué creamos?

Miércoles, 05 de marzo de 2014. Hoy es Miércoles de Ceniza, lo que implica el inicio de ese periodo que precede a la Semana Santa y que se denomina Cuaresma. Espero que hasta ahora nadie se haya perdido.
Este día, sobre todo desde que las redes sociales están en auge (estoy hablando de twitter), siempre se genera el mismo debate derivado de afirmaciones como esta: "no entiendo cómo hay gente que no sabe lo que es una iglesia y de repente ahora son los más devotos y cristianos con la Semana Santa". ¿Y qué tiene que ver una cosa con la otra?
Es verdad, la Semana Santa es una celebración de origen religioso, pero esto depende del punto del vista de cada cual. Hablando desde mi caso personal, y declarándome ateo o pro-Darwin (lo que prefiráis), yo adoro la Semana Santa. Y no, no piso la iglesia más que para sacar al santo que llevo al hombro el Miércoles Santo por la noche. ¿Incongruente? No lo veo así. Os explico.
La Semana Santa es una tradición religiosa. Eso está claro, pero yo prefiero quitar la palabra religiosa en mi definición de Semana Santa, con lo que quedaría: la Semana Santa es una tradición. Y es así, y más en Baena. Ya dejando de lado mis creencias religiosas, hay que tener en cuenta que desde que nacemos en Baena nuestros padres (cada vez menos lo hacen) nos inculcan la importancia de la Semana Santa del pueblo, que a la vez es el principal reclamo turístico de la localidad. Crecemos viendo año tras año las procesiones que caracterizan esta celebración, y, aunque nuestras creencias varíen, las tradiciones permanecen.
Pese a creer más o menos, en Baena hay una sensación especial cada vez que se acerca la Semana Santa en casi todos los vecinos. Y es que hemos visto evolucionar la Semana Santa de este pueblo, al igual que ella nos ha visto crecer a nosotros. Hemos crecido viendo Santos y Vírgenes desfilar por la Calle Llana, y hemos vivido grandes acontecimientos en nuestras vidas en Semana Santa. Hay quien salió con sus amigos por primera vez en Semana Santa, quien conoció el amor en Semana Santa, quien besó por primera vez en Semana Santa.
Hay para quienes la Semana Santa es una persona. El recuerdo de una persona, el estar con una persona. Hay quienes vuelven solo para Semana Santa, y hay quienes vivieron tan intensamente la Semana Santa que su espíritu revive cada vez que se abren las puertas de San Francisco.
¿Quién no ha sentido el vello erizarse bajo la manga de su chaqueta un Viernes Santo a las 8 de la mañana en el Bar La Aurora al escuchar a los Romanos Negros tocar, haciendo las delicias de los asistentes? ¿Quién no ha vibrado con la venta de Jesús del Huerto por parte de Judas a los Judíos un Miércoles Santo en el Paseo? ¿Quién no ha muerto de frío esperando la ansiada procesión del Silencio la madrugada entre el Jueves Santo y el Viernes Santo? ¿Quién no ha salido un Domingo de Ramos por la mañana a ver a los niños desfilar y ha llegado a casa a las 3 o las 4 de la madrugada?
La Semana Santa es tiempo de tradición, de reencuentros, de recuerdos, de vivencias, de disfrute, de alegría. Quizás los que no entiendan esto no conozcan la Semana Santa y todo lo que puede albergar una semana que, para muchos, requiere de dos o tres días (por lo menos), para reponerse. ¿Qué importan mis creencias religiosas para disfrutar de una tradición que he mamado desde que tengo uso de razón? Qué importa lo que piense, si la Semana Santa va de sentir. Vamos a dejar de ir de modernos, que luego todos estamos deseando que llegue el Domingo de Ramos para ponernos nuestras mejores galas para beber por encima de nuestras posibilidades y que llegue el Jueves Santo por la noche para empalmar con la mañana del Viernes Santo yendo de bar en bar. Tolerancia, respeto y a disfrutar.

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